viernes, 31 de julio de 2009

Por:Jaime Caycedo
Nadie puede engañarse con el sentido del tratado militar con Estados Unidos que incluye la cesión de bases navales y aéreas colombianas, entre 3 y cinco, con la excusa de proseguir la acción antiterrorista y antinarcóticos. El conocido estilo secreto, de espaldas a la opinión, con versiones cambiantes y evasivas, confirma la perversidad del proyecto. No hay transparencia posible cuando el fin es reafirmar una postura en contravía de las tendencias autonomistas, críticas en lo social y lo político y de intención reformadora que ganan espacio en el continente. La contención de los procesos democrático nacionalistas se ha convertido en un propósito de la seguridad nacional de los Estados Unidos. El sector más recalcitrante del imperialismo intenta retrotraer la rueda de la historia. El actual gobierno colombiano se ha instalado en la tendencia de la contrarreforma, sin inocencia y sin pudor. Siga..El Partido Comunista rechaza presencia militar norteamericana en Colombia
La cesión de varias bases militares colombianas, por medio del tratado que negocia el gobierno de Álvaro Uribe con los Estados Unidos, implica el uso indiscriminado por parte de tropas, aviones y buques de guerra estadounidenses del territorio, el espacio aéreo y marítimo en un acto de extrema gravedad que pone a Colombia en el lugar de principal peón del imperialismo en el continente. La cesión de estas cinco bases militares es un acto deliberado e intencional que mella la soberanía nacional en los cuatro puntos cardinales en beneficio de propósitos y estrategias ajenas a los derechos de los pueblos. Es además un acto ilegal por cuanto va en contra de principios constitucionales y no ha consultado el interés nacional a través de los órganos del poder público y de las instancias sociales y políticas que han debido discutir esta flagrante violación a la dignidad del pueblo colombiano. Siga..

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